sábado, marzo 10, 2007

“Conocer el amor de los que amamos es el fuego que alimenta la vida.” Pablo Neruda.

Hoy perdí a la persona que más me lo ha demostrado. Tal vez quien más me ha amado.
Hoy pude percibir el temor que esto me inspira. Pues ha pesar de la compañía, me he sentido muy sola.
He sentido como mi vida se desmorona en partes. He derramado tantas lágrimas que la sonrisa parece perdida desde siempre.
Hoy no puedo aceptar su pérdida. Aún no estoy preparada para esto. Y siento unas ganas terribles de dejarme callar por el silencio. Pero continúo escuchando, continúo si
ntiendo como la tristeza se aferra cada mañana. Como, a pesar de mis intentos, el tiempo continúa, mientras observo al mundo pasar a mi lado.
Hoy intento retomar mi vida. Ya no por mí, sino por él. Por sus deseos, por todo lo que me ha dado. Esperando que sepa cuanto lo extraño, cuanto lo quise y continuaré queriendo.
Hoy temo que mi corazón lo haya decepcionado, que mis acciones no fueran suficientes, que se haya sentido abandonado. Temo, temo… Temo tantas cosas.
Pero sólo espero que mañana, cuando levante mi mirada, mi abuelo aún me recuerde con su sonrisa que, en otros tiempos, lograba llenar mi vida.